La llegada de los hijos es un gran acontecimiento en la vida de las personas y, por lo general, un importante desafío en el que están implicados importantes cambios, que pueden ser tanto positivos como negativos y que abarcan a la persona de forma individual, así como a la pareja.
Los padres experimentan una intensa emoción, alegría y satisfacción por la llegada a la unidad familiar de un miembro más. Sin embargo, la evidencia científica señala que, a la par de las vivencias y sentimientos positivos, se produce un desgaste de los recursos emocionales, físicos y materiales, lo cual puede derivar en sentimientos de descontento en madres y padres, que pueden repercutir de forma negativa en la relación de pareja.
A esto, es necesario añadir la necesidad de adaptarse a los cambios que acompañan a esta época de la vida. Parte de estos cambios son: cambios en la identidad personal, en el estilo de vida, en los roles de la relación, en las prioridades hasta el momento existentes, etc.
Además, esta llegada también puede suponer que los padres y madres se sientan más agotados de lo habitual, que se experimente falta de tiempo para uno mismo y para la relación, y que se incrementen los desacuerdos entre la pareja al tratar temas que tengan que ver con el cuidado de los hijos y la división del trabajo familiar.
En un momento donde intervienen cambios tanto personales como relacionales, unidos a retos emocionales a los que se debe hacer frente, cobra especial relevancia la necesidad de cuidar de nosotros mismo y nuestra relación, con el fin de mantener la satisfacción en nuestra relación de pareja.
¿Qué podemos hacer para mantener la satisfacción en nuestra relación de pareja?
Una forma de mantener la satisfacción en nuestra pareja es aprender a gestionar el tiempo. Esto, es algo que aparentemente puede parecer sencillo, sin embargo, mantener un equilibrio entre mantener el tiempo propio, tener tiempo en pareja e incluir el tiempo familiar, en la práctica puede resultar muy complicado, pudiéndose descuidar alguna de las partes.
¿Cómo podemos dividir el tiempo y que satisfaga a todas las partes?
- Programación de tiempo en pareja: es imprescindible asegurarse de reservar un tiempo durante la semana para que la pareja lo pase a solas. Podríamos poner como ejemplo: dedicar una noche a la semana para tener una cita, donde un miembro de la pareja decida que hacer una semana y a la siguiente el otro. Además, sería muy positivo dedicar un pequeño tiempo al día, por ejemplo, cuando los hijos se van a la cama, para preguntarse mutuamente sobre aspectos de la vida cotidiana. El objetivo es reservar un momento del día en el que la pareja se dedique un tiempo para seguir conociéndose y acercándose el uno al otro.
- Pasar tiempo de calidad como familia: es importante dedicar tiempo a la unidad familiar, de forma que todos se sientan satisfechos con el tiempo que se dedican todos juntos.
En este caso, los fin de semana podrían ser el mejor momento para pasar un buen día en familia. Para ello, es positivo incluir a los hijos en la toma de decisiones sobre qué hacer y, sobre todo, preguntarles qué es para ellos el tiempo de calidad en familia, de forma que sientan sus necesidades escuchadas y se sientan parte de las decisiones tomadas. Algunos ejemplos que podríamos utilizar son: pasar un día al aire libre, ir al cine, planear una tarde de juegos… Todo vale mientras todos los miembros de la familia se sientan conformes y disfruten del plan. - Pasar tiempo de calidad con uno mismo: por último, es importante dedicar un tiempo para nosotros mismos. Es importante no descuidarse en pos de la pareja o la unidad familiar y cuidar nuestras necesidades individuales. Para ello, asegúrate de dedicar un tiempo de calidad a tus aficiones o a cuidarte. Algunos ejemplos de tiempo de calidad que podríamos emplear serían: leer un libro, hacer deporte, quedar solo/a con tus amistades, darte un baño relajante… Las posibilidades son infinitas y cualquier cosa es válida con tal de sentirnos satisfechos.
